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CARTA DE CUARESMA 
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Roma, 22 de Febrero de 2017
A todos los miembros de la Familia Vicenciana
Queridos hermanos y hermanas,
 ¡La gracia y la paz de Jesús estén siempre con nosotros!
Al comenzar de esta carta, quisiera aprovechar la ocasión para darles las gracias de todo corazón a cada uno de ustedes por las numerosas felicitaciones de Navidad y de Año Nuevo que he recibido por correo, e-mail o por los diferentes medios de comunicación social. Admiro su testimonio y su servicio heroicos en momentos difíciles y en regiones alejadas del globo terrestre. Mi corazón está con cada uno de ustedes, acompañándoles todos los días con mis pensamientos y mis oraciones.
¡El tiempo de Cuaresma está muy cerca!
 En mi carta de Adviento, medité sobre “la Encarnación” como uno de los principales misterios de la espiritualidad de san Vicente de Paúl. En la carta de Cuaresma de este año, quisiera reflexionar con ustedes sobre el misterio de la “Santísima Trinidad” como otro de los principales misterios de la espiritualidad de san Vicente. San Vicente escribe en las Reglas comunes de la Congregación de la Misión:
Por la bula de fundación de nuestra Congregación debemos venerar de manera especial, los misterios inefables de la Santísima Trinidad y de la Encarnación. Debemos hacer esto con el mayor cuidado y de todas las maneras  posibles, y en particular de estas tres: 1.ª haciendo a menudo y de corazón actos de fe y de religión acerca de estos misterios; 2.ª ofreciendo cada día en  su honor algunas oraciones y obras buenas, y sobre todo celebrando sus fiestas con solemnidad y con la mayor devoción posibles; 3.ª trabajando con diligencia con la palabra y con el ejemplo por esparcir en las almas de las  gentes el conocimiento, el honor y el culto a estos misterios.
(Reglas Comunes X, 2).
 
En las Constituciones de la Congregación de la Misión, podemos leer:
“Como testigos y mensajeros del amor de Dios debemos rendir veneración y culto peculiar a los misterios de la Trinidad y de la Encarnación”
(
Constituciones
 IV, 9).
2
 
 ¿Cuál es el mensaje de la Santísima Trinidad para personalmente, para la comunidad en la que vivo, la Congregación o el grupo al que pertenezco, para mi familia, para las personas a quienes Jesús me envía a servir? Jesús nos ayuda a comprender la Santísima Trinidad: la identidad, la misión y el designio del Padre, del Hijo y del Santo Espíritu. Jesús nos ayuda a comprender la relación que existe entre las tres Personas, el vínculo íntimo que las une, y la influencia de la Trinidad sobre cada persona individualmente, así como sobre la sociedad en su conjunto. A medida que descubrimos y desarrollamos, con la gracia de Dios, un vínculo indisoluble entre la Trinidad y cada persona, entre la Trinidad y la comunidad, entre la Trinidad y la humanidad, nos acercamos cada vez más al modelo perfecto de “relaciones” que son los componentes fundamentales de nuestras vidas. No hemos sido creados como islas, separadas las unas de las otras, sino como seres sociales y como familia, de tal forma que, en la profundidad de nuestro ser, somos uno con Dios, es decir con la Trinidad y entre nosotros. La Trinidad sigue siendo un misterio para nosotros. Jesús nos ha transmitido lo que sabemos sobre el Padre, el Hijo y el Espíritu. Jesús nos ha presentado la Trinidad como el modelo perfecto de “relaciones”. Nuestra reflexión sobre la Trinidad debe estar acompañada por la voluntad y el objetivo de encarnar este modelo perfecto de “relaciones” en la situación de vida concreta en la que me encuentro, en la comunidad en la que vivo, en la Congregación o el grupo al que pertenezco, en mi familia, con las personas a quienes Jesús me envía para servirlas.
La Santísima Trinidad es el modelo perfecto de “relaciones”, Jesús nos muestra el ideal. La relación recíproca entre el Padre y el Hijo. La relación recíproca entre el Padre y el Espíritu La relación recíproca entre el Hijo y el Espíritu La relación Padre, Hijo y Espíritu.
¿Qué podemos ver en esas “relaciones”? 1) Podemos ver que la atención siempre está dirigida hacia la otra persona y no sobre uno mismo. 2) Podemos ver que siempre se concede la prioridad al otro y no a uno mismo. 3) Podemos ver que la alabanza, el agradecimiento, la admiración siempre se ofrecen a la otra persona y no a uno mismo.
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