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Asistimos a la reanudación de las reuniones presenciales, lo que nos alegra y nos anima,
porque de nuevo podemos dar testimonio en familia, como personas de fe, al participar en
la Eucaristía y en otras celebraciones que, hace un año, la pandemia aún impedía. Es una
razón más para que movilicemos todas nuestras fuerzas y talentos, para hacer de esta
celebración de la fiesta de san Vicente de Paúl una fiesta memorable después de estos
últimos años en los que las reuniones eran muy limitadas o estaban prohibidas.
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La carta de este año para la fiesta de san Vicente de Paúl se titula: Pasar de una
estructura de «Familia vicenciana» a un «Movimiento de la familia vicenciana» y Centros
vicencianos de espiritualidad y formación en todo el mundo.
Además de todas las personas mencionadas anteriormente, hay muchos otros grupos o
personas que viven la espiritualidad y el carisma vicencianos pero que no siempre están
relacionados con la Familia vicenciana, ¡este hermoso árbol! ¿Cómo podemos ayudarlos?
Es la segunda parte del título de este año para la Fiesta de san Vicente de Paúl, organizar
«Centros vicencianos de espiritualidad y formación» en los diferentes países del mundo donde
la Familia vicenciana está presente. En algunos países, estos Centros vicencianos de
espiritualidad y formación ya existen, o bien diferentes ramas ya proponen cursos en este
aspecto.
Contactar con los Centros ya existentes nos permitiría saber qué material está disponible
a nivel de toda la Familia vicenciana. Entonces podremos invitar a otros países y regiones a
abrir centros vicencianos de espiritualidad y formación allí donde no existan, compartiendo el
abundante material ya preparado para estos centros.
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San Vicente subrayó la necesidad de estar formado para formar a los demás, precisando
a un cohermano:
Doy gracias a Dios por el número de eclesiásticos que les envía el señor obispo de...
Hará usted bien en realizar todos los esfuerzos posibles por educarlos en el verdadero
espíritu de su condición, que consiste especialmente en la vida interior y en la práctica
de la oración y de las virtudes; porque no basta con enseñarles el canto, las
ceremonias y un poco de moral; lo principal es formarles en la devoción y en la piedad
sólida. Para ello hemos de ser nosotros los primeros que nos llenemos de ella, pues
sería casi inútil darles la instrucción y no el ejemplo. Hemos de ser embalses llenos
de virtud para hacer que se derrame nuestra agua sin agotarnos jamás, poseyendo
ese espíritu que queremos que anime a los demás; pues nadie puede dar lo que no
tiene.2
Les agradecería que nos enviaran fotos y vídeos de las diferentes celebraciones que
hayan organizado a lo largo de este mes de septiembre vicenciano o breves artículos sobre ellos
a estos dos correos electrónicos y trataremos de compartir la información a través de diferentes
medios de comunicación.
¡Que Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, san Vicente de Paúl y todos los Santos,
Beatos y Siervos de Dios de la Familia vicenciana, intercedan ante Jesús por todos nosotros!
Tomaž Mavrič, CM
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Sígueme IV, 555.Carta 1695, a un Superior de seminario.
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